En mi última entrada solté todo mi dolor y hoy, más calmado, he visto que mis palabras eran desmedidas, exageradas. Durante este tiempo no todo, ni mucho menos, ha sido malo. He pasado ratos muy amargos pero también otros muy felices. En este tiempo mi madre siempre ha estado a mi lado, me ha consolado, me ha ayudado, me ha aguantado (probablemente lo más difícil); incluso a día de hoy sigue haciéndolo. Mi madre ha sido mi muro en el que podía confiar, ese muro que por muchos golpes que des, sigue ahí, sin caerse. En estos dos años también ha habido momentos de extrema felicidad, momentos únicos que volvería a repetir una y otra vez. Los viajes que he hecho a París (mi sueño, que mi madre cumplió), Vilanova I la Geltru, Londres, Toledo… las risas que me he echado y que iluminaron mi cara y que ahora escribiendo vuelven a hacerlo. Las cosas que he aprendido, que he conocido, que he hecho, las personas que he conocido y a las que he redescubierto.
Mi última entrada fue muy amarga porque ese día, en ese momento, yo estaba muy amargo y no supe pintar con otro color que no fuera el gris, pero xvzahora puedo decir y exclamar por todo lo alto ¡viví a todo color!
Pese a mi dolor, puedo decir que volvería a vivir todo esto por esos momentos de felicidad.